Riñón con privilegios: El oscuro trasplante del hijastro de Clara Luz Flores

En enero de 2017, mientras Nuevo León aún intentaba procesar la tragedia del tiroteo en el Colegio Americano del Noreste, otro hecho, igual de perturbador aunque menos visible, se gestaba entre pasillos médicos, listas de espera y conexiones políticas. Abel Guerra Morales, hijastro de Clara Luz Flores —entonces esposa del priista Abel Guerra Garza y hoy figura de Morena— recibió un riñón donado por Federico, el menor que protagonizó el tiroteo tras dispararse a sí mismo. Pero el procedimiento, lejos de ser un acto clínico ordinario, estuvo rodeado de irregularidades, opacidad y señales claras de tráfico de influencias.

La investigación publicada por LatinUs, firmada por Claudio Ochoa y presentada por Carlos Loret de Mola, reveló que Guerra Morales recibió el órgano apenas tres días después de haber ingresado oficialmente a la lista nacional de trasplantes, un hecho sin precedentes considerando que existen pacientes que esperan años por una oportunidad similar.

Lo más alarmante es que, según los registros, al menos siete personas fueron ignoradas en la lista, sin que se ofreciera explicación médica o legal alguna.

El trasplante se llevó a cabo en el Hospital Muguerza, institución que más tarde fue multada tras detectarse serias omisiones, entre ellas la inexistencia de un expediente clínico formal de Abel Guerra Morales en la investigación realizada por la Cofepris. Mientras los demás pacientes que recibieron órganos del mismo donador estaban debidamente documentados, el caso de Guerra Morales parecía desvanecerse entre documentos faltantes y silencios convenientes.

El vínculo político entre los protagonistas del caso es difícil de ignorar. Abel Guerra Garza, padre del receptor, ha sido una figura clave del PRI en Nuevo León y compadre del entonces gobernador Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, lo que aumenta las sospechas de favoritismo en la asignación del órgano. La Fiscalía General de la República recibió el caso, pero lo archivó sin mayor explicación.

En medio de la polémica, Clara Luz Flores —candidata de Morena al gobierno estatal en ese momento— optó por responder a través de su canal de YouTube. Sin referirse directamente a LatinUs ni a las pruebas documentadas, dirigió su crítica a Samuel García, su rival político de Movimiento Ciudadano, a quien acusó de falta de sensibilidad y desinformación.

“Samuel, no me sorprende tu insensibilidad sobre este tema. El proceso para conseguir el trasplante para el hijo de Abel fue muy doloroso para mi familia”, afirmó Clara Luz, buscando victimizarse frente a un proceso que claramente favoreció a su círculo íntimo. A pesar de su defensa, nunca explicó por qué su hijastro accedió tan rápidamente al riñón, ni por qué su caso no quedó registrado como los demás.

Este caso no solo plantea preguntas sobre la ética del sistema de salud en México, sino que exhibe, una vez más, cómo el poder y los apellidos pueden ser más eficaces que cualquier criterio médico. Mientras miles de personas siguen esperando un trasplante, algunas familias —bien conectadas— siguen saltando la fila.

 

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